Fiesta, celebración, cultura y comunidad se encuentran durante el tiempo de carnaval en el
Madrid de 1568 o de 1668 o de 2024. Durante las carnestolendas todo es posible, las normas cambian
y el mundo se rige por paradojas.
La farra barroca, la fiesta, abre la puerta a la música, la locura, la magia o la acrobacia entre mojigangas, danzas y regocijos. Y, como toda subversión, el objetivo radica en señalar la locura del pasado y del presente, removiendo conciencias y celebrando nuestro encuentro.
Nuestra obra quiere reivindicar la celebración, el derecho a holgarse, la cultura, la comunidad frente a la hiperactividad, el exceso de trabajo, el consumo y la velocidad de los tiempos actuales. Queremos reivindicar lo valioso de la palabra, del teatro y de la música para desarrollar la imaginación, beber de nuestro patrimonio cultural para provocar una catarsis en el espectador, provocar la risa, ensalzar la cultura como salvación ante el desánimo. La guerra, la dependencia de nuevas tecnologías, la permanente insatisfacción, el bullying, no tienen cabida en un teatro.
El teatro es nuestra comunidad, que brinda esa posibilidad de reunión, donde nosotros queremos provocar la risa, mover al entusiasmo y además, remover conciencias.